lunes, 6 de enero de 2014

la tercera edad


Después de una forma de vida intensa, con mucho trabajo durante muchos años, se llega a la tercera edad, a partir de los 60 años en adelante, cuando el ser humano comienza a darse cuenta que esa etapa de su existencia es totalmente nueva, desconocida, nunca vivida, obviamente, pues nunca se pensó cómo sería ese periodo. En primer lugar se da cuenta que sus capacidades mentales, físicas y espirituales, van disminuyendo como consecuencia de su edad y por tanta carga de trabajo que se desarrolló durante todos esos años. Dicha disminución lo aleja consecuentemente de la vida activa, se retira del trabajo, de las parrandas, de los vicios, de la sociedad, por carecer de medios económicos para seguir llevando un tipo de vida más intensa.

Llega a un estado de soledad tal que piensa en la muerte, le pide a Dios que ya recoja su alma, pues no le encuentra ya sentido a la vida. Efectivamente la vida no tiene ningún sentido, ¡hay que dárselo! Sin embargo, a partir de los sesenta años de edad es difícil encontrar nuevos proyectos, propósitos, metas; debido a que su menta se encuentra cansada, igual que su cuerpo y el espíritu de lucha, el triunfador, se va terminando, desapareciendo de su existencia.

Esto es inevitable, aunque muchos se aferren a mantenerse activos, entusiastas, dinámicos, porque sus facultades mentales, físicas y espirituales, le impiden o lo incapacitan, teniendo que aislarse de la sociedad, buscando un confinamiento en casa o convirtiéndose en un parásito de su familia o de la sociedad. Muchos son abandonados en un asilo de ancianos o para personas de la tercera edad, o marginados en casa. Es triste llegar a viejo, pero es más triste no llegar.
Por este motivo existe la necesidad mundial de velar por las personas que ya lo dieron todo, ya sirvieron a la sociedad, a su comunidad, a su núcleo social y familiar.

Se olvida la sociedad que esas personas de la tercera edad todavía tienen mucho que dar, aunque sea consejos, experiencias, pero egoístamente lo abandonan muchas veces a su suerte o lo dejan marginado en el domicilio de algún familiar. Los jóvenes no piensan en que algún día ellos van a llegar a viejos y que también van a necesitar de la ayuda de los demás.
Se realizan concursos de canto, baile, conocimientos, etc., mas nunca toman en cuenta realizar algún concurso para personas de la tercera edad. A las convivencias familiares, cumpleaños, bodas, bautizos, etc., no son invitados y menos aun cuando las personas de la tercera edad carecen de medios económicos para colaborar con dichos eventos o festejos sociales.
Es muy triste para estas personas mayores ver cómo sus propios hijos se despegan de ellos, incluso sus hermanos o familiares cercanos.

El único consuelo que le queda al ser humano en esta etapa triste y de abandono, es Dios, a quien se le ruega que ya recoja su alma, o que cuando menos no le permita ser atrapado por la Depresión, que conlleva la tristeza, el sentimiento de soledad, la melancolía, etc. A esas personas de la tercera edad les digo que mientras hay vida, hay esperanza, donde hay esperanza hay Fe, donde hay Fe está Dios y donde está Dios no falta nada. Debemos sentirnos satisfechos con lo que Dios nos dio, nos da y nos seguirá dando, así como agradecidos con Él hasta el final de nuestros días. No nos queda más remedio que esperar la voluntad de nuestro Creador, con tranquilidad, amor, respeto y confianza en Dios.



Toda la Humanidad debe y tiene que hacer conciencia respecto a la forma de vida que llevan las personas de la tercera edad, colaborando de una u otra manera para darle a ese familiar una óptima calidad de vida, atendiendo a sus necesidades indispensables, evitando el estado de soledad.

1 comentario:

  1. Не делая различий между людьми, Господь, одинаково милосерден, ко'
    всем категориям граждан... Аминь.

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