sábado, 11 de enero de 2014

esmeralda




Tú no tienes la culpa de todo el dolor que ha provocado tu inexplicable belleza. Eres un sueño que sólo algunos idiotas han tenido en su miserable vida, yo he sido uno de ellos. Al cerrar los ojos, siento que todo lo que se encuentra a mi alrededor, se desvanece en la oscuridad eterna de tus lindos ojos. La desesperación por volver a adorar tu mirada es tan fuerte, que puedo sentir el dolor que sufren tus lágrimas al recorrer su inevitable destino. Sin ti, esto ya no es vida, es un sueño sin sentido. Pero al caer de la noche, todos mis pecados me hacen sentir que aún sigo vivo en lo más profundo de tu cálida respiración.

Lo gentil de tu sonrisa me tiene encadenado a seguir sin alma y la luz de tus labios, es la cura de mi larga y eterna soledad. Eres mi bella maldición.

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