Hace algún tiempo, me encontraba en mi habitación, aburrido. Como no se me ocurría nada que hacer, cogí el viejo reloj de guerra de mi abuelo, el que mi padre guardaba con tanto celo, y me puse a jugar con él. Me extrañó de sobremanera comprobar cierta vocecilla desde el interior.
Al principio, sonaba un poco mecánica y a pulsos, como si la manecilla fuera la artífice de aquello. Pasó un poco de tiempo hasta que me acostumbré a aquella voz, y para mi sorpresa, observé que no sólo decía incongruencias, sino que además podía contestar a cualquiera de mis preguntas.
Me hacía mucha gracia aquella voz chirriante y entrecortada, siempre a cada segundo, con su precisión de reloj. Lo más curioso de todo era que parecía conocer las respuestas de todo. Primero le pregunté mis deberes, y tras unos meses, se me ocurrieron cosas más originales.
Creo que me contestó todo lo relativo a la muerte, si realmente existía algún dios, hasta creo que dijo algo sobre la inmortalidad. Me confesó donde se escondían muchos de los tesoros antiguos, sobre las visitas de los visitantes de las estrellas, y hasta corregí algunos textos de mis libros de historia.
La cosa iba bastante bien, conforme iba creciendo, mis preguntas fueron cada vez más complicadas, y el pequeño reloj, con su voz oxidada, continuaba contestándome cualquier duda que asaltara mi mente con su precisión impasible.
Por aquel entonces, comenzó a gustarme una chica, Elena. Era bastante guapa, y sus ojitos azules me volvían loco. Además, era prima de un amigo, así que por ahí comencé a atacar, me la presentó y tal, e intenté cortejarla como buenamente pude.
El caso es que estaba dudoso, el tiempo pasaba y me llevaba realmente bien con ella, pero no podía saber qué intenciones tenía conmigo. Se me ocurrió preguntarle al reloj, así que me preparé psicológicamente, abrí el cajón de mi habitación y coloqué el reloj sobre un pañolito azul – un ritual que había adquirido con los años, le daba misterio al asunto -.
Cuando formulé la pregunta, me extrañó que el reloj no contestara automáticamente, como me tenía acostumbrado. Cual fue mi sorpresa cuando observé lo que parecía ser un humillo saliendo del reloj, para a continuación escuchar una pequeña explosión y un intenso olor a azufre quemado.
Desde aquel día, el reloj no volvió a hablar. Y yo, aún sigo detrás de Elena…
- ПРИХОДИТ МОМЕНТ ИСТИНЫ И ПРОБУЖДЕНИЯ!..
ResponderBorrar- ВСЁ ТЕЧЕТ И, ВСЁ ИЗМЕНЯЕТСЯ! ... аминь.